Sep 7, 2007

TREMENDA REALIDAD

Me llegó por mail esta supuesta carta de Jorge Asís a Mauricio Macri. No creo que haya sido obra del escritor, pero me temo que no por eso se equivoca en el pronóstico. Ya lo hablamos por acá varias veces:

TREMENDA REALIDAD
Estimado Señor Macri,

Por estas horas, los mass media, de forma casi unánime, especulan y teorizan acerca de una presunta candidatura suya, a Presidente de la Nación, enfrentando a CK en octubre. El argumento central que esgrimen es por demás obvio: usted es el único opositor que puede desalojar al matrimonio morganático del poder. Harto sabido, los hoy anotados en la carrera, no mueven ningún amperímetro. Más bien, aseguran el triunfo de CK, pese al declive ya tangible del kirchnerismo.

Vayan, pues, estas modestas líneas para intentar "convencerlo" de que haga oídos sordos a los cantos de sirena.

Mi premisa es muy simple. Desgraciadamente, usted puede ganar las elecciones. Y como inmediata consecuencia, deberá pagar los platos rotos del desastre de la (des) administración del Pingüino. Analicemos, pues, sólo algunas, bien pocas, de las variadas "delicias" de las que "gozaría" usted, en caso de acceder a la poltrona de Don Bernandino, el 10 de diciembre próximo.

Primero. La crisis energética en su máximo esplendor Hoy los hogares tienen luz y gas a costa del sector productivo. Pero este mecanismo no se puede mantener al infinito, so pena de destruir al sector secundario de la economía. Por ende, habrá que distribuir los costos entre las empresas y los hogares. ¿Imagina usted iniciar su gobierno teniendo que cortarle la luz a los vecinos de Caballito? Usted podrá dar explicaciones convincentes y concretas. La gente lo entenderá algunos días. Pero, al mes, esos mismos que lo votaron, lo van a putear hasta en arameo. Y, peor, casi horrible, la situación se extenderá, mínimo, durante los dos primeros años de mandato.

Segundo. La inflación galopante. Bien medida, la inflación de los últimos 12 meses oscila, cálculos muy conservadores mediante, entre un 25% a un 28% Peor, más que horrible, la aceleración de la velocidad de circulación del dinero, producto de las locuras del Banco Central, llevarán a que el día de la presunta asunción, el IPC real, rondará el 50% anual de crecimiento. Recuerde: en los próximos meses, la propensión al consumo será infinita y la propensión al ahorro, nula. Con una oferta quieta, el estallido es inevitable. Lo que agudizará in extremis el drama social. ¿Imagina usted la cantidad de compatriotas que quedarán por debajo de la línea de pobreza y en la indigencia? Tenga en cuenta que cuando esto sobrevenga, no habrá dinero para construir una red de contención. Con lo cual, la tensión social trepará a niveles inéditos.

Tercero. El año en curso, cerrará con un crecimiento del PBI de alrededor del 7%. Pero el gasto público habrá subido no menos del 80%. Por más impuesto inflacionario que pueda cobrar el gobierno, el superávit fiscal se habrá licuado. Hoy ya los mercados descuentan este hecho. Por ende, en los próximos meses, la tasa de interés va a crecer sobremanera. Amén de que los títulos públicos perderán buena parte de su valor y el riesgo país empezará a despegar como un cohete, al mejor estilo de la época de Don Frenando de la Duda Cuando ello ocurra, justo en diciembre, al Banco Central no le quedarán más que dos opciones: o paga a los tenedores de Lebacs y otros instrumentos tasas astronómicas, elevando el déficit cuasifiscal al infinito (recuerde lo que le pasó a Don Raúl Ricardo) o le devuelve los dólares a quienes momentáneamente se los prestaron. Con lo cual, las reservas del Banco Central, se caen automáticamente a la mitad.

Cuarto. Para intentar volver a tener posibilidad de acceder al crédito internacional, usted deberá necesariamente arreglar con los bonistas que se quedaron fuera del canje y con el Club de París. Treinta mil palitos verdes.

Peor, mucho más que horrible, deberá acordar con el FMI. La izquierda, que carece de votos, pero tiene capacidad de ruido, junto con el ¿periodismo ladriprogresista?, le caerán sobre su cuello, más alegres que Drácula.

Quinto. Usted no tendrá peso alguno en ninguna de las dos Cámaras del Congreso Nacional. Con dos o tres senadores y una cuarentena de diputados, no se va a ningún lado. Se puede argumentar que usted los puede comprar.
Cierto y barato. (Son muy de cuarta) Pero no sería buen comienzo para una gestión que se va a presentar como "distinta". Aparte, cuando surjan las (crecientes) dificultades, los "muchachos peronistas" no van a hesitar en tumbarlo. Descrea de acuerdos con "Corleone" Duhalde. A poco de andar, le va a clavar el cuchillo por la espalda y usted va a ser historia más rápido que Don de la Duda.

Sexto. El ajuste tan temido. El Pingüino va a dejar la economía nacional en un estado de cosas, que un duro ajuste va a ser imprescindible. Habrá que achicar abruptamente el gasto público. Eliminar los subsidios. Incrementar brutalmente las tarifas. Y todo eso, sin aumentar sueldos. Puesto que si lo hiciera, la hiperinflación estaría a la vuelta de la esquina. Recuerde a Don Celestino y si no me cree, llame a Madrid y pregúntele a Doña "Chabela".

Los sindicalistas, con Moyano a la cabeza, le tirarán al corazón al instante. Léase, o usted los mete presos "Ipso pucho" o, contrario sensu , su gobierno dura lo que un suspiro.

Séptimo. Las benditas vacas. Usted deberá liberar el mercado ganadero, sí o sí. Si no lo hace, la faena de vaquillonas seguirá viento en popa. Y, más temprano que tarde, el precio del asado en las góndolas llegará a niveles que, solamente sus vecinos de Barrio Parque, podrán consumir. De seguro que sus votantes también usarán el mandarín medieval para putearlo.

Octavo. El INDEK no podrá seguir mintiendo. Recuerde. Cada punto de inflación equivale a 1.600 millones de pesos en la deuda pública. También deberá tener en cuenta, que los precios relativos, deberán ser sincerados. En otras palabras, más inflación, más deuda.

Noveno. Para asegurar la gobernabilidad y la sustentabilidad del crecimiento a mediano y largo plazo, se requieren políticas de fondo. Reforma profunda de la Constitución Nacional. Reforma impositiva. Reforma de la Justicia. Revolución en la educación. En síntesis, un marco institucional absolutamente distinto. Sin gobernadores propios y sin bancas en el Congreso, es imposible llevar adelante lo que la hora requiere. Al carecer de poder, los defensores del status quo le pondrán todos los palos posibles a la rueda. Empezando con los empresarios que medran del Estado. Entre los que se encuentra, para colmo, su propio padre.

Décimo. Es de imaginar las presiones de todo tipo y color que usted debe soportar para calzarse, nuevamente, el traje de candidato. Desde los oportunistas de siempre (¿Aprendió de Borocotó?) hasta los grupos de poder y factores de presión. Internos y foráneos. Pero usted debe hacer el esfuerzo mayor. Debe "pasar". No es su hora. Usted no es el "salvador de la Patria", ni la "gran esperanza blanca". Como todo ser humano, tiene sus limitaciones. Pero tenga paciencia. Su momento llegará. Más rápido de lo que usted imagina.

Podría escribir varias páginas más de razones. Pero, para qué aburrirlo.

Finalmente, tenga bien en cuenta que los argumentos antes expuestos son manejados estrictamente por un muy pequeño núcleo de personas. El 99% de la población cree que la economía marcha fenomenal. Producto de las mentiras y la desinformación de la prensa paga. Que es casi toda. A fin de cuentas, buena parte de la ciudadanía se quiere sacar de encima a los K, no por una estricta cuestión económica, sino, más bien, porque el peculiar estilo del "dúo dinámico", ya la ha hastiado. En consecuencia, suena más inteligente esperar. Que la bomba nuclear le estalle en las manos a la Pingüina soberbia. Que sea ella la que pague la adición del "desastre serial de un gobierno trivial", Jorge Asís dixit.

Piénselo.

PD. Un pequeño consejo más. Arme urgente un equipo multidisciplinario de excelencia que se ponga a pensar en el día después de la debacle. Repito, URGENTE. Su turno no será en 2011. Piense más bien en 2008. A más tardar, primer semestre de 2009. Inexorablemente, el gobierno CK explota. De manera fea. Más espantosa que en 2001.

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